Existen algunas personas a las que les gustan los cambios y lo llevan muy bien, aunque por regla general no suele ser lo habitual.
Imagina por un momento que mañana te cambian de jefe, o que tienes un trabajo nuevo y tienes que cambiarte de ciudad (doble cambio), o que acabas de tener a tú primer hijo (o el segundo, o el tercero…) o que te acabas de separar de tu pareja.
¿Se te ocurre alguno más? Piensa en algún cambio por el hayas vivido recientemente o estés pasando.
Entiendo cómo te sientes. En un primer momento estos cambios nos pueden agobiar bastante, incluso bloquear. Miles de pensamientos ocupan nuestra cabeza y a veces es difícil controlar nuestras emociones y cambiar nuestras costumbres.
Afrontarlos adecuadamente nos ayuda a crecer y a ser capaces de afrontar nuevos cambios y retos mayores.
1. Lo único constante es el cambio (Heráclito)
Lo sabemos, pero una vocecita interior te grita “no, no, no” y comienza la oposición en forma de resistencia que se niega a cambiar. Y surgen otras voces que susurran creencias tales como “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, “Virgencita que me quede como estoy” y otras similares que seguro que conoces (en otra entrada hablaremos de las creencias).
En algunas ocasiones las situaciones de cambios dependerán de ti, pero en otras te vendrán impuestas. Entonces, ¿qué puedo hacer?
Te dejo la pregunta para que reflexiones sobre ello y si quieres puedes compartirlo conmigo en comentarios.
2. Pros y contras de los cambios
¿Eres de los que se centran en las oportunidades que conlleva el cambio o de los que solo ven los riesgos?
Plantearse las dos opciones te proporcionará una visión más amplia, objetiva y realista de la situación.
3. Tiempo al tiempo
Adaptarse a una nueva situación requiere de… Sí! Acertaste. Un poquito de tiempo ¡por favor!
Vivimos en la sociedad del todo para ya (o mejor para ayer), pero muchas cosas (igual que pasa con los buenos cocidos) requieren de paciencia y un poquito de tiempo para adaptarse.
¿Te lo concedes? ¿Cómo podrías concedértelo?
4. ¿Cómo te sientes?
Escúchate. A veces los cambios nos pueden producir inseguridad, miedo, expectación, alegría… ¿Qué piensas? ¿Qué te dices?
Según las palabras que te digas podrás afrontar el cambio de una manera o de otra. Observa cómo te hablas.
Resumen exprés
- Haz una lista con las oportunidades y riesgos del cambio al que te enfrentas.
- Sé realista. Sé objetivo (los datos nos ayudan mucho).
- Concédete tiempo para adaptarte a la nueva situación.
- Escúchate. Tú tienes las respuestas.
Dime, ¿qué haces para afrontar los cambios que no dependen de ti? ¿Sigues alguno de estos cuatro pasos? ¡Me encantará leer tu comentario!
Un fuerte abrazo.
Laura
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