Hay personas que desde un primer momento tienen muy claro si quieren o no tener hijos. Para ellos su elección es fácil y no les ha supuesto ningún dilema. Siempre han querido o no han querido tener hijos y se reafirman en ello.
Sin embargo, para otras personas el hecho de plantearse esta cuestión viene acompañada de altos niveles de ansiedad porque la duda y la pregunta de si desean o no aumentar la familia y asumir todos los cambios que conlleva la llegada de un nuevo miembro no desaparece ni se obtiene respuesta.
Si es ese tu caso quiero que sepas que no estas sol@. Entiendo perfectamente que es una decisión que puede ser complicada (tanto si la tomas de manera individual como en pareja), te remueve por dentro y hace tambalear tus cimientos porque no encuentras respuesta. El miedo a lo desconocido o al cambio, las dudas que de momento no tienen respuesta, o tal vez tu decisión se ve sometida a una fuerte presión familiar y/o social. Motivos hay tantos como personas y no eres la única mujer u hombre que está viviendo este proceso de incertidumbre y desasosiego.
Lo importante es que tengas libertad de elección y que desde la tranquilidad, sin presión, puedas decidir qué es lo que tú quieres para tu vida. Las dos decisiones son acertadas. Solo párate a analizar tu situación y resuelve, dentro de lo posible, tus dudas.
Motivos de preocupación
Algunas de las preocupaciones más habituales que suelen tenerse a la hora de plantearse tener hijos son las siguientes:
- Pérdida de la libertad, autonomía e independencia.
Viajes, libertad de horarios para entrar y salir cuando se quiera, nadie que dependa de ti, estudios… Si decides tener un hijo el día seguirá teniendo 24 horas, pero la realidad es que habrá que incorporar nuevos hábitos y bastantes cambios en tu vida.
La cuestión es que como en toda decisión ganarás unas cosas y perderás otras y tendrás que valorar cuáles son tus prioridades (y recuerda que tus prioridades son las mejores para ti).
- Pérdida de oportunidades laborales.
Al hilo con lo anterior están los pensamientos ligados al parón en la vida laboral. Pérdida de ascensos, estancamiento, despidos, dificultad de conciliar vida laboral y familiar, imposibilidad de comenzar nuevos proyectos, dificultades en el emprendimiento…
Como he comentado antes habrá que estudiar la situación concreta de cada uno, cuestionar la realidad de estos pensamientos, buscar alternativas y soluciones. Todo no es ni blanco ni negro.
- Responsabilidad.
Puede que directamente no quieras asumir esta responsabilidad o puede ocurrir que lo que tengas son dudas sobre si podrás con ella: ¿Seré una buena madre/padre?, ¿Seré capaz? ¿Estaré a la altura?
- Recursos económicos.
También muy ligado al punto anterior sobre la responsabilidad está el tema económico y si se podrán o no asumir los gastos que conlleva un hijo.
- Presión social y familiar para que tengáis hijos.
Aunque la sociedad y las familias avanzan, sigue muy presente la “idea” de que la mujer, y más si tiene pareja, debe tener hijos sí o sí, pero las realidades son tantas como mujeres, hombres y parejas. Cada uno tiene que vivir su vida como quiera y no dejarse influenciar por terceros. Que tu decisión no se vea condicionada porque según tus padres, tu tía o tus vecinos deberías tener hijos. Recuerda lo que comentaba en la otra entrada, decidas lo que decidas y hagas lo que hagas habrá alguien que lo cuestione, así que simplemente haz lo que tú quieras.
Si no tienes hijo porqué no tienes. Si tienes uno, para cuándo el hermanito. Si tienes tres se echarán las manos a la cabeza porque con los tiempos que corren cómo se te ocurre… Y podríamos estar así todo el día. ¿Te vas a cenar y lo dejas con su padre? ¿Pero te reincorporas ya al trabajo? ¿No vas a reducirte la jornada laboral? ¿Sigues viajando?...
Repito: cada uno tiene que vivir su vida como quiera, no como quieran los demás. Si tienes pareja, basta con que estés de acuerdo con ella y para ello, hablad mucho.
- Relación de pareja, familia, amistades.
Otro miedo es la pérdida de la buena relación con la pareja o directamente que esta se rompa con la llegada de un hijo. A veces nos fijamos en algunos amigos o conocidos que han sido padres y vemos que lo que ellos están viviendo no lo queremos para nosotros. Nos imaginamos que nos sucederá lo mismo, lo cual aumenta la presión a la hora de tomar la decisión. Focalizamos sus experiencias en nosotros, pero cada uno vive su vida de una manera distinta.
¿Por qué tendría que ser diferente ahora? ¿No hay nadie a tu alrededor con experiencias distintas, positivas o negativas, sobre la maternidad? ¿A todas les personas que conoces les ha ido bien o mal?
Cada pareja es un mundo y no se puede saber porque en su caso ha o no ha funcionado.
Cada uno vive sus propias experiencias, no las de los demás.
¿Te has sentido identificado con alguna de estas preocupaciones? ¿Con varias?
¿Tu miedo no aparece en este listado? Si es así, anímate a compartirlo en comentarios. Seguro que no eres el únic@.
Si te sientes identificado con alguna de ellas, es probable que al leerlas te hayas puesto un poco nervioso o se te haya hecho un nudo en el estómago.
Tomate el tiempo que necesites porque es una decisión importante y no basta con ver solo las ventajas e inconvenientes. Es necesario un análisis en profundidad comenzando por qué te cuestiones cada una de tus preocupaciones. No te focalices solo en los aspectos negativos o en los positivos sin ver más allá, trata de ser objetivo y honesto contigo. Y si necesitas ayuda, pídela.
Si este tema te interesa y eres de las mujeres que has decidido no tener hijos, te dejo el enlace de un artículo de la psicóloga Patricia Ramírez que seguro te encantará. Con unos consejos más que recomendables para no presionar a las mujeres que toman una u otra decisión.
En la segunda parte de este artículo compartiré contigo algunos recursos para poder afrontar esta decisión.
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Un abrazo.
Laura
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