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El blog de Laura Bona
Cabeza, corazón y ¡acción!
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Tener o no tener hijos, ésa es la cuestión. Parte II.

Tener o no tener hijos, ésa es la cuestión. Parte II.

Si en la anterior entrada nos centrábamos en las preocupaciones más habituales que suelen tenerse a la hora de plantearse tener o no tener hijos y reflexionábamos sobre la importancia de  tomarse un tiempo para analizar cada una de estas preocupaciones desde la tranquilidad, sin presión y con libertad de elección, en el artículo de hoy te propongo algunos recursos que puedes utilizar para afrontar esta decisión. 
Espero que te sean de ayuda. 

En ocasiones el miedo a tomar la decisión de ser o no ser madre o padre es tan potente que se posterga incluso años. El miedo nos avisa de una amenaza y esta muchas veces proviene de creencias irracionales o alteraciones de la realidad. Aunque no siempre la interpretación tiene que ser incorrecta, a veces puede ser correcta y otras veces encontrarse en un punto intermedio siendo algo desproporcionada.

Entonces, ¿qué puedo hacer?

  • Interpretación de la situación que estás viviendo

Tal vez podrías comenzar por cuestionarte si la interpretación que estás haciendo de la situación que estás viviendo es totalmente objetiva o por el contrario no es real.

Plantéate si hay alguna interpretación alternativa y cuestiónala también. Se honesto contigo y no te engañes. 
Para ello puede ayudarte el siguiente punto.

  • Creencias

Muchas de las preocupaciones y pensamientos de los que hemos hablado antes los podemos someter a examen.

Por ejemplo, ante el pensamiento de que todas las relaciones de pareja se resienten con la llegada de un bebé o directamente todas las parejas se rompen, podrías plantearte las siguientes reflexiones (para este ejemplo y para otros pensamientos):

- ¿Crees que puede esconderse una creencia rígida que este influyendo en tu interpretación de la realidad? 

Como por ejemplo, creer con rotundidad que los hijos rompen las parejas. 

- ¿Qué veracidad tiene este pensamiento? Si puedes, numéralo del 1 al 10.

- ¿Tienes datos objetivos que avalen o contradigan esta creencia? ¿Crees que lo que le ha ocurrido a tus amigos o a tu primo le ocurre a la totalidad de parejas que hay en el mundo? 

- ¿Crees que puede existir algún pensamiento alternativo? 

Por ejemplo, hay parejas que se rompen con o sin hijos. Puede haber parejas que se rompen teniendo hijos, pero los motivos de las separaciones son variados y no siempre ésta es la causa. ¿Qué pensamiento alternativo se te ocurre a ti?

- ¿Qué veracidad tiene este nuevo pensamiento? Si puedes, numéralo del 1 al 10.

- ¿Se te ocurre algún pensamiento alternativo más?

- ¿Existen experiencias previas (con datos objetivos) que avalen o contradigan esta nueva creencia?

Por ejemplo, tengo amigos que tienen hijos y que son muy felices. La pareja sigue funcionando igual de bien y buscan sus momentos para estar solos, hablar, etc. 
De todas las interpretaciones, ¿cuál es correcta para ti? ¿Encuentras otras alternativas?

- ¿Crees puede influirte en cómo te sientes a la hora de tomar una u otra decisión la interpretación que haces en cada uno de los casos anteriores? 

- ¿Qué emociones sientes pensando de una u otra manera (en positivo o en negativo)? Escríbelo y reflexiona sobre ello. 


Aquí tienes un ejemplo de algunas preguntas que puedes plantearte. A partir de éstas podrías trabajar con cada una de tus dudas, preocupaciones o creencias que a veces se esconcen detrás de nuestros miedos. 

Toma conciencia y reflexiona sobre cómo interpretas la situación de tener o no un bebé. Sin darte cuenta adquirirás una nueva habilidad para gestionar tus emociones.

  • ¿Cómo te hablas a ti mismo?

Otra cosa que podrías hacer es observar cómo te hablas a ti mismo. Me refiero a esos autodiálogos internos que tienes cuando te planteas este tema. ¿Son optimistas y realistas o negativos e irreales? ¿Qué te estás diciendo cuándo piensas en tener o no hijos? 

  • Visualízate

Por último, ¿qué te parecería visualizarte con hijos?
Intenta ver cómo sería tu vida con o sin hijos. Cuando lo hagas, intenta ser objetivo (ya sé que es difícil), pero intenta no ser exagerado ni distorsionar la realidad con lo maravilloso y fácil que sería tener hijos o con el terrible impacto que tendría en tu vida tenerlos. Ten en cuenta los cambios y trata de ver lo que ganarías y perderías en ambos casos. 

  • Análisis de alternativas

Después de todos estos ejercicios de reflexión que has hecho (que repito llevan su tiempo) puedes analizar las ventajas e inconvenientes (lo positivo o negativo) de tener o no hijos. Al igual que has hecho antes, sometiéndolas de nuevo a examen, no vayan a mezclarse con interpretaciones irreales. Intentando que las valoraciones, tanto positivas como negativas, sean lo más realistas posibles. 

Ante los inconvenientes que observes plantéate si hay alguna forma de resolverlos. 

Por ejemplo, ante la preocupación de no tener a nadie que se encargue de los niños mientras estás trabajando (ni abuelos, ni hermanos…) piensa que posibles soluciones podrías tener: guardería, contratar una persona en casa que os ayude, un amigo cercano a la familia en desempleo, reducir la jornada laboral de uno de los dos, etc.)

Con la lista de alternativas que obtengáis, repetís el proceso. Qué ventajas e inconvenientes tiene cada una de las soluciones aportadas. 

Este proceso lo puedes repetir con cada preocupación que te genere incertidumbre. Aunque recuerda que a veces no hay una solución perfecta sino la más adecuada en un determinado momento, por eso nos cuesta tanto tomar la decisión. 

  • Pide ayuda

También puede servirte de ayuda hablar con alguien de confianza. Una persona con la que te sientas comprendido (amigo, familiar…) o personas que se encuentren en la misma situación que tú. Tal vez un grupo que se reúna de manera constructiva para hablar del asunto (nada de personas tóxicas que quieran influir en tu decisión), desde el respeto, sin juzgar, sin influir. Solo sumando.

Y por supuesto tienes la opción de buscar ayuda en profesionales (dependiendo de cuál sea tu situación: coachs, psicólogos, etc.)

  • Para acabar

Cree en ti. Tu decisión es tuya o vuestra y de nadie más al igual que sus consecuencias. Ninguna opción es mejor que la otra. La buena es la que te haga a ti feliz. 

Repito que te haga feliz a ti y a tu pareja, ese consenso es fundamental. Tus padres, suegros, cuñados, amigos... tendrán su opinión aunque no la pidas. Pero la decisión final depende de tu/vuestra reflexión y no de la de los demás. 

Aceptar tus emociones y afrontarlas, te ayudará a sentirte mejor y a disminuir la ansiedad que sientes. 

Espero haberte ayudado a reflexionar.
Un abrazo.

Laura 

Créditos de imagen CCO Public Domine www.pixabay.com

 

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Laura Bona, coach y formadora

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