Una pequeña historia
Cuando tomaron la decisión de quedarse embarazados, Cristina comenzó a replantearse su vida. De hecho, ya había iniciado ese proceso antes, cuando dudaba si tener hijos o no.
¿Qué tipo de vida quería llevar? ¿Qué clase de padres querían ser? ¿Podrían conciliar su vida personal y laboral? ¿Estaban haciendo lo que realmente quería con su vida? ¿Qué valores quería inculcarle a su hij@? ¿Eran coherentes con la vida que llevaban?
Durante este periodo de reflexión llegó a varias conclusiones:
- Quería un trabajo que le permitiera conciliar su vida personal y laboral (pasar tiempo con su hij@, pareja, poder ir al médico sin tener que estar pidiendo permisos a su jefe…)
- Quería que “ese trabajo” le encantara (o como dicen ahora le apasionara) ya que tendría que dedicarle muchas horas y mucho esfuerzo.
- Quería trasmitirle a su hij@ sus valores y ser coherente con ellos.
Sabía dónde estaba y dónde quería llegar. Sólo le quedaba definir un plan, cada uno de los pasos que tendría que dar para conseguir su objetivo.
¿Sólo?
El proceso de reflexión incluye otras muchas preguntas ya que es un desafío importante.
Se debe entender no solo los beneficios (que a Cristina le atraían como cantos de sirena) sino también todos los riesgos que conllevan su aventura y su coste (personal y económico).
Replanteándote tu vida laboral
Como le sucedió a Cristina, muchas mujeres y hombres (que no todos) se replantean su vida antes o durante el embarazo o después cuando ya son padres. Se plantean preguntas similares que incluyen dudas sobre su vida personal o sus empleos actuales.
¿Podré coger mi baja y después una reducción de jornada? ¿Mantendré mi puesto de trabajo? ¿Se paralizará mi ascenso? ¿Me despedirán? ¿Podré compartir mi baja con mi pareja sin tener problemas en el trabajo?
Estas y otras muchas dudas atacan a nuestra mente cuando pensamos en el trabajo y en nuestro futuro próximo como madres y padres.
No voy a hablar de la vulnerabilidad laboral en la que se encuentra la mujer trabajadora, embarazada o madre, que todos conocemos y que es una realidad que hay que combatir.
En esta ocasión no se trata de eso. Tampoco de lo que nos encontraremos a la vuelta de nuestra baja, ya que no depende del todo de nosotr@s. Se trata de lo que sí depende de nosotr@s.
Algunas de las respuestas a estas cuestiones se pueden obtener preguntando, pero en otras ocasiones llega inesperadamente el fin de una etapa laboral o se toma la decisión de cambiar de trabajo a otro que permita estar en consonancia con nosotros mismos y nuestros valores (por cuenta ajena o propia). Otras veces, simplemente retrasamos la decisión: cuando nazca el bebé, cuando vaya a la guardería, cuando sea un poco más mayor…
Ya sabemos que cada embarazo es diferente como la forma de vivirlo cada mujer. Lo que sí es común es que son nueve meses emocionantes y repletos de cambios físicos y emocionales, por lo que hay que pensar (antes y durante) si es el momento adecuado para realizar este cambio laboral y plantearse cuestiones como las siguientes:
- ¿Te gusta lo que estás haciendo?
- ¿Qué es lo que realmente te gustaría hacer? ¿Lo sabes o no lo tienes claro?
- ¿Es realista? ¿Económicamente viable?
- ¿Qué dificultades tiene? ¿Y beneficios?
- ¿Qué te va a suponer? (Cuál va a ser su coste personal, laboral, económico…)
- ¿Es el mejor momento?
- ¿Cuáles son tus prioridades en este momento?
- ¿Qué te paraliza? ¿Qué te anima?
- ¿Qué te asusta o te da miedo?
- ¿Tienes claro que pasos tienes que dar?
- ¿Te visualizas?
- ¿Conoces tus fortalezas y debilidades?
Durante el embarazo no estamos al 100x100, ni en el mejor de los casos. Con esto no quiero decir que te olvides del tema y no te lances a cambiar de trabajo o lo que quieras hacer. Moralmente no podría hacerlo pues yo misma tomé mi decisión de emprender poco antes de quedarme embarazada y en ello estoy, emprendiendo embarazada (muy feliz por cierto).
Lo que quiero decir es que es una decisión que depende de ti y que es muy importante que antes de lanzarte a la piscina reflexiones, te hagas preguntas y las respondas sinceramente, enfocándote en la solución. Infórmate, valora las alternativas, sus beneficios, riesgos… Y tomes la mejor decisión para ti, tu bebé y tu pareja.
Valora la realidad, las creencias que pueden limitarte (si son ciertas o se basan en miedos, bloqueos, etc.) y visualiza dónde quieres estar.
Y repito, sé realista. Dentro de nueve meses tendrás un bebé en tus brazos y es más que probable que continúe tu transformación interior.
Tal vez decidáis que lo mejor es quedarse un tiempo en casa sin trabajar (si os lo podéis permitir), o prefieres compaginar (o no) tu maternidad con tu trabajo, pedir una reducción de jornada…
Dependerá de ti y de tu realidad. ¿En qué situación personal, económica… te encuentras? ¿Puedes cubrir los gastos de la comida, hipoteca, gas….?
Y es por eso, que depende de ti, haz lo que te haga sentir mejor y convencid@ de que es lo mejor para tu familia.
En tú caso, ¿te has planteado cambiar de trabajo o emprender durante el embarazo? ¿Qué hiciste finalmente?
Un abrazo
Laura
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